La mujer Tauro

La mujer Tauro, con esa paciencia testaruda que la caracteriza, con su perfecta lógica razonada, trata de sacar el máximo provecho de los placeres de la vida. Ama la buena mesa, las joyas, la vida regalada y cómoda. Por tanto, ama también la perfección en el amor y trata de sacarle el máximo partido.

Ella desea fervientemente que el hombre se comporte de forma brillante a la hora de amar. Anhela recibir todo, pero es incapaz de corresponder de igual forma.

Se muestra pasiva, dispuesta a la perfección de cualquier placer que puedan proporcionarle, exigiendo en su fuero interno. El peligro de las Tauro está ahí precisamente: si no reciben la felicidad que ambicionan, no protestarán.

Sencillamente, se sentirán defraudadas y seguras de que tenían derecho a más. Y eso se traduce en dos sentimientos que pueden matar el amor: la desilusión o los celos. No puede evitar pensar siempre que otra mujer puede estarle quitando lo que le pertenece.

Son celos que podrían describirse como egoístas, más que como vanidosos. En cuanto a la desilusión, como las Tauro razonan el amor sexual, exigen calladamente que el hombre las colme de satisfacciones. Piden una perfección que no siempre encuentran. Y si el hombre falla en ese cometido, la tentación de buscar en otros hombres lo que el propio no les brinda queda latente.

Por eso se ven frecuentemente tentadas a cometer adulterio. No por falta de amor, ni por afán de aventura, sencillamente por buscar la perfección, el máximo de felicidad sexual a que aspiran y que su propia pareja puede no haber conseguido.