El carácter de Tauro

Tauro está representado por el toro, cuyos cuernos parece que representan, según interpretaciones de la Astrología moderna, a la Luna en relación con su fase creciente y con su efectismo en cuanto a la incidencia en los ciclos de fecundación de la mujer. Es un signo fuertemente femenino.

Está regido por Venus -el planeta del amor-, y es por este motivo que los nativos del signo se caracterizan por ser bondadosos y amistosos; sin embargo, como toros que son, cuando han aceptado una idea se aferran a ella con mucha fuerza y no resisten de ninguna manera el que se les lleve la contraria: es muy difícil llegar a convencerles de que puedan estar equivocados. A pesar de todo, su gran amor por la justicia y la verdad les lleva a terminar reconociendo sus errores y a rectificarlos.

Los individuos que nacen durante este período son posesivos, siempre a la búsqueda de seguridad y de goce de las alegrías de la vida. Venus les lleva a buscar el placer y la satisfacción de los deseos materiales.

Un Tauro vé la posesión de los bienes como indispensable para conquistar la seguridad material, que pueda asegurarle a él y a los suyos la supervivencia, protegiéndole de todo riesgo. La tenacidad, la ponderación y la perseverancia le hacen llegar casi siempre a sus metas prefijadas.

A menudo es un trabajador metódico y fiel, dotado de una gran resistencia tanto física como psíquica, lo que le convierte en un ser muy equilibrado ante los obstáculos y las dificultades. No posee la agudeza y vivacidad típica del signo que le seguirá, Géminis, pero esto le hace muy práctico, muy concreto en la visión de la realidad y capaz de concentrarse esencialmente en la realización de sus propios objetivos, procediendo con lentitud y sin correr riesgos. Es un amante de la buena mesa, del ocio y de la comodidad. Le gusta el contacto con la naturaleza, y sus gustos son siempre sanos y sencillos.

Sensual y muy posesivo en las relaciones afectivas, Tauro tiende también a considerar a su pareja como un objeto más de su propiedad: de aquí los fuertes celos que pueden empujarlo a veces a verdaderos actos de cólera violenta. Respetuoso con las tradiciones, es un conservador, a menudo un moralista, e intenta alcanzar un puesto en la vida respetando siempre las convenciones y reglas sociales.

Su amor por el hogar le empuja a invertir su dinero en bienes inmuebles, que le hacen sentirse seguro e inmune a los riesgos, tan detestados por él. Tiene que pasar algo grave para que pierda los estribos, pero si eso ocurre, ¡sálvese quien pueda!, ya que puede producirse la escena más violenta que jamás se haya vivido.