Cuando vemos a unas personas a las que les suelen ocurrir todo tipo de hechos complicados acompañados de desgracias, éstas son Piscis. No hay manera que organicen su vida y que justo cuando están a punto de llegar con retraso, se vuelven a demorar por culpa de un último imprevisto.
En general podemos definir a los nativos de Piscis como unos personajes que presentan cierta doble personalidad, aunque no tan marcada como otros signos del Zodíaco.
Quizá esta duplicidad la podemos apreciar mejor a la hora de sus contradicciones, ya que por un lado las cosas que son de color negro las pueden visualizar blanco con tal de no enfrentarse a ellas. Mientras que por otro lado, su indecisión para planificar una estrategia se contrapone con la rapidez con que pueden llegar a ejecutar algo que aparezca de improviso.
Las personas de este signo son fácilmente impresionables, que con un mínimo esfuerzo les podemos arrancar un profundo «¡Oh!», seguido de sus manos puestas en la cabeza. Esta emotividad tan externa es fruto de su exageración natural, que muchas veces no hace sino mostrar unas carencias internas bastante acuciantes y es que un Piscis disimula, pero tan mal, que al fin se le ve el plumero.
Estamos hablando de personas con intuiciones desmedidas, pero también desaprovechadas. De una gran capacidad de trabajo, que puede quedar aparcada por su ensimismada forma de ser, y porque en el fondo se dice que nacieron cansados, realmente el estrés es algo que defenderán a capa y espada pero en realidad estaremos hablando de una mala organización.
Afortunadamente son personas dotadas de una gran sensibilidad, que aplicarán con devoción en todo lo que hagan en su vida y en especial sobre quienes aman, incluso si no son correspondidos, pero ahí está su fidelidad, casi inamovible pese a las circunstancias, y es que uno de sus defectos o no demasiada buena virtud, es que no acaban de ser capaces de reconocer una realidad en la que ellos o ellas puedan salir pejudicados.
Estamos ante un signo dual, y por tanto nos tenemos que referir a personas que tienen características distintas dentro de un mismo signo, algo que también hemos destacado en otros componentes del Zodíaco. Así, por un lado tenemos a nativos de Piscis de cara alargada y rasgos finos, mirada soñadora y andares vacilantes, individuos que son portadores de una importante fascinación que saben utilizar en los momentos adecuados, pues pueden llegar a hipnotizarnos con su mirada dulce y tierna.
Por otro lado, tenemos otro tipo de individuos tendentes a la obesidad, con brazos cortos y torso desarrollado, boca mediana con dientes pequeños y frecuentemente separados; este tipo de personas lejos de tener complejos, nos atraerán por su paternalidad intentando influir con seguridad sobre nosotros.
Su cara es redonda con una mirada que destaca cargada de alegría de vivir, ansias de disfrutar los placeres de la vida y ganas de comunicar o traspasar estos importantes e imprescindibles sentimientos a los demás, pero siempre bajo un halo de dulzura, de sosiego y de mucho romanticismo.
