La mujer Libra mantiene sus sentimientos a resguardo y, si no lo hace, no se deja seducir fácilmente por promesas de buen sexo o una vida material de altura.
Su propia estimación personal, su rechazo a sentirse poseída, provocan en ella un reflejo de rechazo, de defensa, de dignidad que se niega a ser arrollada. Y no es que pretenda sobresalir, mandar, dominar o sentirse superior.
Tiene un perfecto sentido de la equiparación.
Quiere tratar igual que desea ser trata da. Aspira a la unión ideal, a la relación perfecta. La búsqueda de un compañero que la pueda entender le resulta importante, pero muy dificultosa.
Quiere, en definitiva, ser la compañera por excelencia.
Dispuesta a todo, si es amada y comprendida, se sitúa conscientemente en un segundo plano respecto al hombre, que en muchas ocasiones no acabará estando a la altura de sus aspiraciones y la desilusionará inevitablemente.
Igualdad es la palabra con la que a una mujer Libra le gustaría definir siempre sus relaciones de pareja.